San Martín es una isla caribeña de algo menos de noventa kilómetros cuadrados situada a unos 250 kilómetros al este de Puerto Rico, al norte de la cadena de islas conocida como Antillas Menores, en la parte denominada Islas de Barlovento. Es un lugar de playas de arena blanca, temperaturas cálidas todo el año, escasas lluvias y, visto desde fuera, vida relajada. Un destino ideal para unas vacaciones al otro lado del Atlántico (o, para los que viven en ese lado, en su mismo continente, claro), conocido por sus playas nudistas, su animada vida nocturna, sus bebidas espirituosas y sus tiendas a pie de calle. Ibiza en el Caribe, vamos. En sus 87 km² caben unas cuantas curiosidades. La primera de ellas, que es una isla dividida entre dos países. La segunda que esos dos países están como a siete mil kilómetros de distancia.
La isla de San Martín es la única frontera entre Francia y Holanda, y tiene la particularidad de que está a más de seis mil kilómetros de cualquiera de esos dos países. El primer europeo en avistarla fue Cristóbal Colón (o alguien que fuera en su barco, para el caso) en el segundo viaje del marino a América, en 1493. Nunca llegó a pisar la isla, a la que llamó San Martín por ser el santo de ese día (11 de noviembre), y para España nunca llegó a ser una prioridad. Sin embargo, a ello le siguió siglo y pico de escaramuzas entre las potencias coloniales de la época. En 1648 los españoles, que les habían levantado la isla a los holandeses quince años antes, decidieron abandonar la isla, y franceses y holandeses se la repartieron en el Tratado de Concordia. La frontera exacta no fue fijada hasta un par de siglos más tarde, lo que provocó innumerables disputas y hasta dieciséis cambios en el trazado de los límites. Entre medias los británicos la ocuparon durante unas cuantas décadas. Fue en 1838 cuando se firmó el trazado fronterizo.
Administrativamente la parte francesa (Saint-Martin) es una de las llamadas colectividades de ultramar, una figura jurídica que garantiza un estatus especial al territorio dentro de la República Francesa. Saint-Martín formaba parte hasta 2007 del Departamento de Ultramar de Guadalupe, que envía un diputado a la Asamblea Francesa. A partir de ese año se estableció por su cuenta. También forma parte de las llamadas Regiones Ultraperiféricas de la Unión Europea, junto con las Canarias, Azores y otro puñado de territorios, la mayoría franceses. La parte holandesa (Sint Marteen) es, desde el año pasado, una de las cuatro partes constituyentes del Reino de los Países Bajos (las otras tres son los Países Bajos propiamente dichos, Aruba y Curazao). Es algo así como lo que tienen Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte en el Reino Unido.
En cuanto a los idiomas, la variedad es también bastante grande, especialmente tratándose de una isla tan pequeña. En el lado galo el francés es el único idioma oficial, mientras que en la parte holandesa el neerlandés y el inglés comparten ese estatus. En toda la isla se usa predominantemente el inglés, pero también se habla portugués, español (por los inmigrantes de la República Dominicana) y papiamento (glorioso idioma que se habla en Aruba y cuya Wikipedia es de las más divertidas de la Tierra para un hispanoparlante. Parece la Wikipedia en Cani). La moneda utilizada en la parte francesa es el euro, pero en el lado holandés utilizan en Florín Antillano, moneda que desaparecerá en 2012 para ser sustituida por el Florín Caribeño. En cualquier caso en todas partes aceptan dólares, eso sí, a unos cambios equivalentes a ser atracado por una pandilla de navajeros en un callejón oscuro. En el aspecto deportivo, ambos territorios tienen su propia selección nacional, que no se come un rosco. Para ambas su mayor éxito internacional ha sido ganarle a Anguila, una colonia británica que es vecina de la isla binacional.
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